En los últimos años, viene siendo habitual que las empresas incorporen en el etiquetado de sus productos la expresión designed in para hacer referencia al país en el que el producto ha sido ideado. En un país como España, en el que uno de cada cinco consumidores afirma darle más importancia al origen que al precio, parece obvio que la inclusión del designed in va encaminada a paliar los efectos negativos de un made in que puede no ser del todo favorable a las ventas.
A nadie le extrañaría, por tanto, que el trillado (aunque no obligatorio) made in China fuera acompañada por la expresión designed in Spain, con el objetivo de realzar el país donde el producto ha sido diseñado y olvidar el origen de su fabricación. Pero…¿qué pasaría si el designed in Spain diera paso al designed in China?
De acuerdo con la RAE, el diseño es “la concepción original de un objeto u obra destinados a la producción en serie”. Hablamos de diseño industrial, gráfico, de moda, de interiores, etc. Todos son sectores en los que el gigante asiático empieza a despuntar. Ya no se trata de ser la fábrica del mundo y producir barato, sino de convertirse en un centro de tecnología, innovación, diseño y arte. La expresión designed in es un ejemplo más del triunfo de lo intangible. Tal y como publicaban hace ya algunos años en la revista Experimenta “el deseo de lujo, las arquitecturas futuristas y un renovado interés por la imagen y la comunicación nos transmiten la sensación de un país que ya no quiere ir a la zaga de nadie, aunque se encuentre dividido entre el deseo de occidentalizarse y el redescubrimiento de una identidad más profunda”.
Día tras día, el diseño chino gana reputación internacional. Jóvenes modistos como Uma Wang, Zuc Zug o Xander Zhou desfilan en las grandes plazas de la moda: París, Londres, Milán y Nueva York. La moda china brilla con luz propia, gracias a un lenguaje creativo y transgresor que se aleja de lo genuinamente chino. En palabras del creador Xander Zhou, “algunos piensan que solo las prendas que tienen dragones y peonías son auténticamente chinas (…) creo que es erróneo suponer que cualquier cosa que proceda de China deba ser, por definición, genuinamente china”.
Colección otoño-invierno 2016, Uma Wang
Pero no solo el diseño de moda está de enhorabuena en China. La escena del diseño gráfico también está en efervescencia gracias al trabajo de diseñadores como Min Wang, Song Xiewei y Liu Zhizhi en Pekín; Tommy Li, Sandy Choi, Hon Bing Wah, So Man-Yee y Alan Chan en Hong Kong; Wang Xu y Lok Ng en Guangzhou; o Jian Ping Huang y Lili Zhang en Shanghai.
Calligraphy type, Lok Ng
Y qué decir del diseño industrial. Uno de sus máximos exponentes, el independiente Zhang Zhoujie, es un habitual de las exposiciones internacionales y ha ganado numerosos premios, entre los que se encuentra el galardón al Mejor Talento Joven de los Premios Internacionales de Diseño Elle Deco (EDIDA), conocidos como los Oscars del diseño. Entre sus creaciones, destaca el proyecto “Triangulation”, en el que integra la tecnología con Wu Wei que integra la última tecnología informática con el principio taoísta de Wu Wei que hace referencia a la no-acción. y explora la interacción de superficies triangulares en la creación de objetos.
Triangulation, Zhang Zhoujie
Hace apenas unas décadas, China se vestía con traje Mao. Ahora, los diseñadores chinos marcan tendencia.